Cómo ahorrar en la factura eléctrica
Existen muchos factores que influyen en la factura de luz y, debido a la entrada en vigor de nuevas tarifas, se han expuesto últimamente incrementados por la situación de la pandemia haciendo necesario el buscar cómo ahorrar en la factura de la luz.
Para reducir el pago mensual de electricidad, se deben conocer ciertos conceptos vinculados a lo que se desglosa en una factura. Los más destacados son el término de potencia, el cual se refiere a un abono a pagar por la potencia contratada y el término de energía que se refiere al importe por la cantidad de luz consumida.
¿Qué hacer si considero que estoy pagando por más energía de la que consumo?
Puedes comenzar por ajustar la potencia eléctrica que contratas. Dependiendo del número de electrodomésticos que tengas, puedes hacer un cálculo de la potencia máxima demandada y así indicarle a la comercializadora de luz correspondiente los kW que realmente necesitas.
Muchos consumidores se olvidan de realizar esta medida por no revisar regularmente sus facturas de luz. Lo mejor es siempre estar actualizado de los precios y las ofertas que te ofrezcan para poder comparar y llevar las cuentas equilibradas.
Si no puedes gestionarlo por ti mismo, lo mejor es contratar una asesoría energética. Una equivocación en las tarifas puede llevarte a un monto superior de los 1.000 euros anuales.
Reduce el consumo en el hogar
Crea un plan de consumo eficiente que te permita establecer el horario que mejor favorezca al consumo en general dentro del hogar. Con los tres tipos de horarios establecidos y el coste de la electricidad de cada uno, puedes intentar reducir el consumo en las horas más altas y mantenerte entre los precios intermedios o bajos.
Revisa el desenchufar cualquier aparato que no sea de uso necesario constante. Sobre todo aquellos que se quedan en stand-by y consumen en segundo plano, pero que implican un sobrecoste de al menos 4 euros al mes.
De igual manera, tratar de tener electrodomésticos etiquetados de bajo consumo energético y su uso inteligente influye considerablemente en el ahorro de luz. Las categorías A o B en un aparato eléctrico son las más recomendadas.
En cuanto al uso adecuado de los artefactos eléctricos, objetos como el lavavajillas o la lavadora tienen formas de programarse para que funcionen a bajas temperaturas y así, consuman menos energía. El frigorífico, la calefacción y el aire acondicionado también son partes que, con el debido ajuste, pueden ayudar a reducir bastante el pago mensual.
Otras alternativas de bajo consumo
Actos simples como el aprovechar al máximo la luz natural o cambiar de bombillas halógenas por unas LED, ecológicas y con un ahorro de hasta el 80%, cambiarían en buen aspecto el ambiente energético. Además, existen aplicaciones móviles y otros aparatos sencillos que analizan y monitorean los puntos donde debes utilizar o no los utensilios eléctricos.
Comparar tarifas y plantearte el cambiar de empresa energética puede ser también otra alternativa al ahorro monetario. En este caso debes tener en cuenta que cada contrato tiene sus precios en base a la clase de mercado en el que se ubique y la posibilidad del bono social eléctrico difiere en cuanto a esta variación.
Nunca está de más probar nuevas opciones, y entre ellas el autoconsumo (energía solar). Puede resultar de un gran costo inicial, pero a largo plazo se prevén planes para adquirirla con descuentos y su futura instalación en menos de 10 años.
Este traspaso a la energía renovable consta de un estudio de viabilidad, así como otros trámites administrativos, pero no por eso deja de ser una atractiva oportunidad para amortiguar el cambio climático existente y la sucesiva lucha por conservar el medio ambiente.